Señor Jesús, creo que eres la vid verdadera y yo una simple rama pegada a ella; sé que sin ti, todo sería auto complacencia, vana gloria y estupidez. Tú siempre permaneces en mí, que pueda yo
permanecer siempre en ti para poder dar frutos. Te amo, sin ti nada soy, no tengo vida si tú no estás. Tu Gracia sea mi savia y el alimento de mi corazón.
Pbro. Juan Ávila Estrada